domingo, 24 de diciembre de 2017

El principito. Recuperar lo esencial.



El principito es un libro que trata de un niño que se ve obligado a abandonar una posiblemente exitosa carrera de pintor, por lo que se convierte en aviador y termina aterrizando de emergencia en el desierto.

Allí se le aparece un niño que viene de un planeta, tan pequeño que solo tiene que cambiar su silla de lugar para ver una puesta de sol. El niño pregunta tanto que, a veces, molesta. Tantos cuestionamientos sacan de sus casillas al aviador. 

Ante la incomodidad y el mal humor de su amigo, el chiquillo insiste en lo mucho que le molesta la gente seria y lo incomprensible de la gente adulta. De ahí que le cuenta sus encuentros con el rey que no tenía súbditos, el vanidoso, el borrachón, el hombre de negocios, el farolero, el geógrafo, el zorro y la serpiente entre otros de los cuales podemos aprender importantes lecciones de vida. Durante su encuentro, el aviador y el principito sostienen algunas discusiones que no llegan a debilitar la amistad que lograron construir.

El principito es la voz interior del aviador. Al verse en medio de la nada, sin esperanzas, su conciencia lo lleva a repasar su vida. Se arrepiente de sueños no cumplidos, de vicios espirituales aprendidos, que entorpecen un desarrollo humano sano y feliz. A la vez, descubre lo esencial de las cosas. A lo largo de nuestra vida, vamos renunciando a grandes aspiraciones, desechamos dones que por naturaleza poseemos, como la inocencia, la capacidad de admirarnos ante lo bello, el desapego a lo material, el disfrute de lo simple, la confianza en el otro, cosas buenas que teníamos cuando niños y que, ya de grandes, hasta rechazamos. Solamente lo material, palpable, contable, medible, parece importar. 

Te invito a recuperar los dones que hemos ocultado en lo profundo. A darnos la oportunidad de escuchar lo que tiene que decirnos nuestra voz interior. A restablecer sueños y gustos. A re-descubrir lo que verdaderamente vale. A ver con el corazón, el alma y el espíritu.

Te dejo con estas palabras del aviador para que seas tú quien las interprete:


“Nunca se les ocurre preguntar: "¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas?" Pero en cambio preguntan: "¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?"”.


Ramón Matos, Principitadas.

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